Literatura Oscura

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Cuando alguien habla de “gótico”, el común de las personas se pone a pensar en catedrales inmensas y vitrales o en personas extrañas vestidas de negro. Sin embargo, lo gótico va mas allá llegando incluso al mundo de la literatura.

La literatura gótica se caracteriza por buscar la belleza en lugares donde ninguna persona se atrevería a entrar. Esta literatura encuentra armonía dentro de espacios repudiados por la mayoría de las personas. Es decir, logran captar la esencia de las cosas sin importar el lugar donde se realice la acción.

Esta literatura no es exclusiva de personas narcisistas que creen que lo gótico es maquillarse hasta parecer muertos vivientes –logrando así llamar la atención de todos-. Por el contrario, es para cualquier persona dispuesta a adentrarse en mundos oscuros y tenebrosos, pero sabiendo que al final de la oscuridad siempre hay una pequeña luz esperando ser encontrada.

Uno de los escritores mas conocidos es Alejandro Dumas. Dentro de sus relatos se puede rescatar “Historia de un muerto”, “La dama negra”, etc.

Otro escritor conocido por todos es Edgar Allan Poe. Sus cuentos mas resaltantes son “El corazón delator”, “El gato negro”, “La sombra”, etc.

La escritora Emilia Pardo Bazan también tiene relatos góticos siendo los mas conocidos “Berenice”, “El amor asesinado”, “Mi suicidio”, etc.

De esta forma, la literatura gótica nos lleva a un viaje a través de cuentos y relatos a través del tiempo haciendo que esta cultura no desaparezca.

Mi experiencia en el Museo de Arte Contemporáneo

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MAC es el “museo de arte contemporáneo” y lo pongo en comillas porque en realidad es un espacio al aire libre que, según mi perspectiva, de museo no tiene nada.

La expectativa por conocer el MAC era enorme!. Un lugar donde personas de toda clase social puedan apreciar y conocer nuestro arte era justo lo que necesitábamos. Además, otro atractivo es que es completamente gratuito.

Al pasar por la puerta de ingreso –que también es la de salida- me sorprendió no encontrar a ninguna persona que pudiera darme alguna información.
En general, no había ni una sola persona dentro del “museo”. Todo esto me pareció extraño. Sin embargo, pensé que todo el arte que mi mente se había proyectado ver estaba ahí, en ese espacio cercado, esperando ser apreciado por miles de visitantes.

En un afiche grande se ofrecía la información que ningún humano dentro del “museo” pudo ofrecerme. Se hablaban de talleres, de juegos familiares, de las obras que supuestamente se encontraban ahí y un sin fin de fantasías –al menos para mi-.
En uno de esos afiches había un mapa. Supuestamente dentro de este “museo” encontraría una cafetería, un salón de conferencias, una sala especial para las pinturas, etc.
Yo, iluso, pensé que todo esto se encontraría en algún lugar del parque. Sin embargo, fue grande mi decepción al no encontrar absolutamente nada.

Por fin, la presencia de una persona me sorprendió, era un señor que regaba las plantas. Le pregunte donde estaba todo el arte que yo esperaba encontrar y el me dijo que no había nada, solo algunas obras en el césped.

Camine por el pasto y vi algunas esculturas que, para ser honesto, son bellísimas. También se pueden apreciar pequeños robots construidos de material reciclable. Sin embargo, nada de estas cosas se podía ver al detalle por la falta de iluminación. Además, había 4 esculturas y máximo 5 robots.

Tengo la firme creencia que los vecinos de Barranco tienen razón al quejarse por este “museo” porque las personas responsables de este proyecto prometieron construirlo hace 5 años y al ver tanto espacio “desperdiciado” tienen razón al quejarse.
Con esto no quiero decir que la idea sea mala. Al contrario, Lima merece un Museo de Arte Contemporáneo, no un remedo de este.